Desarrollo socioeconómica de 40 familias asociadas a la cooptiva La Lima del Cantón El Quebracho mediante la puesta en marcha de cultivos de hortalizas bajo riego y técnicas de procesamiento artesanal

Los beneficiarios del proyecto fueron pequeños productores y productoras que mantienen cultivos de granos básicos (maíz y frijol) complementándolo con el trabajo como jornaleros en las plantaciones cafetaleras de la zona.

La producción de granos básicos está dirigida en exclusiva a la subsistencia, no existen cultivos de riego, como frutas y hortalizas, mucho más rentables, que les permitieran desarrollar su actividad desde una perspectiva de acumulación y desarrollo. La agricultura que se practica es la que depende de la estación lluviosa con lo que se reducía notablemente las posibilidades de desarrollo en la zona.  

Esta situación se vió agravada durante el 2002 a causa de los terremotos, de la sequía y la crisis del mercado del café. Los terremotos de enero y febrero afectaron notablemente al municipio de Alegría especialmente a las viviendas, fuentes de agua y cultivos, lo que unido a las pérdidas de empleos, en una zona eminentemente cafetalera, por los bajos preciso del café en el mercado internacional, y las pérdidas en las cosechas por la falta de lluvia pusieron de manifiesto una vez más la extrema vulnerabilidad de este sector de la población.  

A partir de los talleres para la formulación de los diagnósticos participativos y del Plan de Reconstrucción del Municipio de la Alegría, elaborados por los miembros de las comunidades, municipalidad y organizaciones sociales, se detectaron las necesidades prioritarias en la zona. En el aspecto económico se destacó la necesidad de introducir nuevas técnicas de cultivo que permitiesen generar un excedente para la comercialización, lo que redundaría en un incremento de los ingresos de los beneficiarios y a su vez garantizar el acceso a la alimentación de las familias. En el aspecto social se hizo hincapié en la necesidad de desarrollar y potenciar la organización comunal y el trabajo cooperativo, así como, en un segundo paso, fomentar la participación de las organizaciones comunales en los espacios de toma de decisión a nivel municipal.  

El proyecto influyó en ambos aspectos, desarrollo económico y fortalecimiento del tejido social desde una perspectiva de género. Se instalaron 80 sistemas de riego por goteo, 40 de ellos en las parcelas familiares de los asociados y asociadas de 60 m2 cada una de ellas y otros 40 en un terreno propiedad comunal de la cooperativa de 24.000 m2.

En los terrenos familiares se cultivaron plantas con alto valor nutricional ( chaya y moringa) destinadas exclusivamente al autoconsumo y en los terrenos comunales hortalizas (tomate, chile dulce, chile picante, y pepino) destinadas tanto al autoconsumo como a la comercialización. Para facilitar el almacenamiento y comercialización de la producción se instalaron 5 deshidratadores solares con los cuales se procesaron las hortalizas de forma artesanal.

Por último, se desarrollaron dos programas formativos, el primero de ellos dirigido al conjuntos de los asociados (as) facilitó los conocimientos necesarios para el cultivo bajo riego y el procesamiento de las hortalizas. El segundo programa estuvo dirigido en exclusiva a las mujeres de la cooperativa y en él se trabajó sobre cuestiones de género, cooperativismo y nutrición. El objetivo de este segundo programa fue facilitar la incorporación de la mujer a los espacios de toma de decisiones a nivel comunal, especialmente a la gestión de la cooperativa.

Además, puesto que el proyecto incorporaba cultivos no tradicionales en la zona como la chaya y la moringa por su alto valor nutricional, se realizaron talleres sobre nutrición dirigidos a las mujeres de la comunidad puesto que son ellas el agente esencial para promover cambios de dieta dentro del hogar.