Promoción de alternativas agroforestales sostenibles para la mejora de la calidad de vida de la población de la cordillera del Merendón
Se han entregado más de 25.000 ¤ en créditos a un total de 204 familias pertenecientes a 16 bancos comunales de las 15 comunidades finalmente incluidas en el proyecto. La mejora de las técnicas de cultivo y de protección al medioambiente, junto con el acceso a un crédito barato que les está permitiendo la mejora de sus ingresos en el marco del desarrollo sostenible. La progresiva eliminación de las prácticas de tala y quema, así como la puesta en práctica de cultivos que, por una parte, diversifican la dieta, y por otra generan un excedente que puede ser vendido a precios más convenientes, ya que, al contar con un pequeño ahorro proveniente del crédito otorgado, los agricultores que componen los bancos comunales no se ven obligados a malvender sus cosechas. El apoyo permanente de la contraparte en la zona de ejecución del proyecto (Cordillera del Merendón) y el inicio de nuevas actividades que tienden a potenciar sobre todo la capacidad distributiva y de comercialización de la producción.
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La
presente acción se integraba dentro de un Programa
más amplio que pretendía poner en marcha una plan de desarrollo
económico sostenible a pequeña escala, para mejorar la calidad de vida y por
ende el nivel de ingresos de 450 familias, reduciendo la presión que se estaba
ejerciendo sobre el uso de los recursos naturales, en una zona de
amortiguamiento, como es la Cordillera del Merendón. Dicha Cordillera es una
zona de reserva (Parque Nacional CUSUCO y la zona de reserva de agua de San
Pedro de Sula, Cofradía y Naco), en la cual existen pequeños centros
poblacionales rurales, en los que se llevan a cabo actividades de producción
agrícola (hortalizas, café, granos básicos y flores, todos ellos en sistema de
monocultivo). La mayor parte de los habitantes de la zona son familias
campesinas, cuya producción únicamente les permite llegar al nivel de la
subsistencia alimentaria. Por otra parte, estas zonas carecen de servicios
básicos, tales como la energía eléctrica, sistemas de agua potable o
alcantarillado.
El
principal problema que afrontaban los beneficiarios era, por una parte, la
ineficacia de los sistemas tradicionales de cultivo que les impedían obtener
excedentes para mejorar su calidad de vida, lo que les obligaba a soportar un
elevado déficit económico, reflejado en las condiciones de pobreza extrema en
las que viven. Por otra parte, como consecuencia del incorrecto uso de los
suelos (tala indiscriminada de los bosques, quemas agrícolas, utilización de
agroquímicos, etc.) y, todo ello agravado por los efectos del Huracán Mitch, se
estaba dando un acelerado deterioro del entorno medioambiental, que tenía
graves perjuicios para todas las poblaciones que se abastecían del agua de las
cuencas de la Cordillera del Merendón, cada vez más contaminadas.
La
opción que constituía el eje central del proyecto es la promoción de
alternativas agroforestales sostenibles que permitiera no sólo obtener mayores
ingresos por las cosechas, sino concienciar a los beneficiarios de la
importancia de preservar y respetar su entorno. Así pues, todas las
actividades, capacitación, apoyo crediticio y la organización comunitaria,
giraban en torno al componente productivo – medioambiental. El proyecto
estableció un modelo de microcrédito alternativo, concedido a través de un
fondo rotatorio. Los microcréditos sirvieron para financiar actividades
agroforestales o microempresas de servicios cuyo mercado del producto fueron las
propias comunidades o la ciudad de San Pedro de Sula. Para la gestión de los
mismos, se constituyeron bancos comunales, que funcionan como estructuras
de ahorro y reinversión altamente participativas y de gestión
comunitaria con familias de agricultores, que tenían restricciones para acceder
al crédito comercial.