Irma Alvarado es una de las dos millones de mujeres que en los dos últimos años ha ingresado al sistema financiero formal, a través de un microcrédito. Esta mujer vive en Santa Rosa de Copán, una pequeña ciudad colonial y cafetalera en el occidente de Honduras, y ha convertido la sala de su casa en "Licuados y más", una venta de comida y jugos naturales que en la actualidad representa una importante vía de ingreso económico para su esposo y tres hijos.

" Siempre estaba trabajando en las labores de la casa, hasta que mi hijo mayor ingresó a la universidad que es privada, entonces comencé a buscar opciones para ganar dinero. Así que me acerqué a la cooperativa Comixmul para que me asesoraran en la idea que tenía de un negocio, no me pidieron tantos requisitos como un banco formal, me capacité y a los meses emprendí mi local de comida". 

Al igual que Irma, en América Latina ya existe un 50 a 70% de las mujeres que han logrado encontrar una fuente de trabajo formal, a través del microcrédito concedidos de manera directa o través de Bancos Comunales.

Estos resultados fueron arrojados en el  Foro Interamericano de la Microempresa que se celebró el 5 de octubre en Costa Rica. "Si bien observamos disparidades entre países, la industria microfinanciera con gran participación de la mujer en la región sigue creciendo y parece que regresará a niveles de crecimiento previos a la crisis financiera global" , explicó la responsable del estudio, Paola Pedroza.

Países a flote

Este informe detalló que actualmente unas 700 instituciones microfinancieras con datos disponibles operan en América Latina y el Caribe. Durante 2010, estas instituciones agregaron dos millones de nuevas clientes, sirviendo a un total de 12,5 millones de personas, según el documento.

El país con el mayor mercado de microfinanzas es México, con 3,1 millones de clientes, seguido de Perú con 2,2 millones y Brasil con 1,9 millones.

Pero, el país con la más grande cartera de microcréditos es Perú, que tiene 4.900 millones de dólares invertidos en microempresas. Le sigue Colombia con 1.800 millones de dólares, y Brasil con un total de 1.600 millones de microcréditos.

Mientras que la penetración de este tipo de crédito en países como Bolivia, Nicaragua, Perú y México supera el 30 por ciento de la cartera financiera,y en Paraguay, Argentina, Panamá, Brasil y Venezuela representan menos de 10 por ciento.

¿De qué se trata?

Esta herramienta del microcrédito que en la actualidad representa una verdadera vía para el empoderamiento económico de las mujeres, es el préstamos de pequeñas cantidades de dinero que se conceden a las mujeres, y a las personas emprendedoras que trabajan para generar ingresos para su familia, así como también para cubrir necesidades básicas de sus hijos y cumplir responsablemente el pago de ese crédito.

Para acceder a este microcrédito no es necesario presentar la larga lista de requisistos que exigen los bancos formales. Además de cobrar un interés de 1 ó 2% de intereses. Entre los requisitos se encuentran: ser mayor de edad, tener seis meses con algún negocio informal o pequeño e inscribirse en la cooperativa o microfinanciera.

Magda López, gerente general de la Cooperativa Mixta de Mujeres Unidas Limitada (Comixmul)que asocia a más de 20 mil mujeres en Honduras explica que "los microcréditos son necesarios desde siempre, porque ayudan en el caso de nuestra cooperativa a mujeres que son madres solteras, a jefas de hogar, a mujeres que no tienen acceso al sistema bancario, a mujeres de los mercados, de la zona rural, que no cuentan con un capital para trabajarlo, destinarlo a actividades productivas o de comercialización que le generen ingresos para sus familias".

Los microcréditos son préstamos relativamente pequeños a los niveles de la sociedad economicamente más desfavorecidos y con un claro uso para los fondos prestados.

"Es importante entender que las microfinanzas son negocios con ánimo de lucro, es decir, son negocios donde se busca rentabilizar los préstamos. Sus dos puntos diferenciadores fundamentales son que los préstamos son destinados a prestatarios que normalmente no reciben financiación ajena o, si lo reciben, les cobran intereses a niveles usureros que les consume todo o más de lo que pueden generar en beneficios", explica el economista Jorge Avendaño.

Normalmente el banquero de microcréditos es un profesional de la comunidad que conoce el ambiente, conoce las familias, conoce los negocios locales y conoce los prestatarios. Además, como muy pocos de sus clientes mantienen una cuenta bancaria en el sistema financiero tradicional, estos profesionales son los que visitan a los clientes para recibir pagos de la deuda y de los intereses. Adicionalmente, gran porcentaje de los clientes son mujeres que han demostrado ser mucho más estables en su perseverancia, diligencia y tenacidad con sus negocios y con el pago de sus préstamos.

Gloría Díaz, directora del programa Credimujer del Movimiento Manuela Ramos (Perú)asegura que en este sistema de microcrédito la mujer tiene un protagonismo muy marcado por dos razones: "la primera es que los datos demuestran que es mucho más responsable y consecuente con este tipo de economía salidaria y en segundo lugar porque la gran mayoría de ellas se han encontrado fuera del sistema formal desde hace muchos años, hay muchísmas más mujeres en la economía informal que hombres, por lo que al momento de abrir la brecha a este sector, es obvio que sean las mujeres quienes entren, porque son las que siempre han quedado fuera".

Banquero de los pobres

Los microcréditos iniciaron su camino con el profesor Muhammad Yunus, que se doctoró en Estados Unidos y volvió a su país para, posteriormente, ser nombrado Profesor de Economía de la Universidad de Chittagong, en su ciudad natal. Después de haber vivido la hambruna del 1974 en su país, Bangladesh, inició su actividad local de ayudar a los más pobres.

Su primer préstamo, fue en 1976, en el pueblo de Jobra, situado cerca de su Universidad. El profesor Yunus vio que algunas mujeres de Jobra fabricaban muebles de bambú y que tomaban préstamos usurarios para poder comprar el bambú, con el resultado de que todos sus beneficios desaparecían. Prestó el equivalente a casi 20¤ de su bolsillo a 47 mujeres y vimos el nacimiento del movimiento moderno de las microfinanzas.

De esos comienzos, crecieron con más préstamos similares y, posteriormente profesor Yunus estableció el Banco Grameen con su dedicación en este tipo de préstamo. Años después, como comentamos en estas páginas, el profesor Yunus, ya conocido como el banquero de los pobres, y su Banco Grameen ganaron el Premio Nobel de la Paz.

Malas prácticas

Luis Castillo, presidente de la microfinanciera Integral (El Salvador) añade que aunque los microcréditos son fundamentales para el desarrollo de la economía de países como América Latina, hay que saber diferenciar entre los créditos tradicionales y los de caracter social.

"Hay mucho crédito en nuestros país, sin embargo hay que decir que se requiere muchísimo en desarrollar prácticas de crédito y microcrédito responsables. Se requiere amplio debate, reformas de los marcos regulatorios, porque si bien es cierto que hay mucha oferta de crédito, la gran mayoría de la oferta se hace con metodologías de consumo. Es decir, no se toma en cuenta la verdadera necesidad de capital del microempresario sino que se establecen en base a criterios no económicos".

Castillo agrega que el problema viene cuando un pequeño empresario, un carpintero, por ejemplo, solicita una financiación y acaba accediendo a un crédito de consumo que no está diseñado para la actividad que él desarrolla y entonces eso es lo que acaba por generar un problema de sobreendeudamiento. "En definitiva, se ha avanzado mucho, pero han entrado jugadores al mercado con tecnologías crediticias que no son demasiado adecuadas, y que están produciendo en América Latina y el mundo grandes problemas de sobre endeudamiento de los microempresarios".

Por su parte, Gloria Díaz insiste en que se habla de una microfinanza de desarrollo, donde lo importante es que se fije un objetivo que no sea la ganancia. Lo importante no es confundir los indicadores como por ejemplo el de rentabilidad sino de hablar de una microfinanza responsable "porque de lo que se trata es de dar más oportunidades a las personas, a mujeres y hombres por igual dentro del ámbito de lo global y ese es el objetivo que busca nuestra institución. Y esto es importante si tú estás hablando de erradicar pobreza, de desarrollo, de empoderamiento, de mejorar la calidad de vida de las personas".