En medio de este contexto, Tomás decidió retomar el oficio en el que había trabajado cuando era un adolescente e improvisó una panadería artesanal en el patio de su casa. Pero la falta de recursos para comprar la materia prima lo llevó a buscar ayuda en entidades bancarias tradicionales, sin tener ningún éxito.

“Yo necesitaba sacar adelante la panadería, comprar materia prima y un horno más grande, pero fui al banco y me pedía que pusiera la casa como aval y otros requisitos que no estaba en condiciones de poder cumplir”.

Hasta que un familiar le comentó sobre el trabajo de la ONG REDES, que trabaja en programas que brindan acceso al servicio micro financiero para la consolidación de las actividades económicas, orientado al aumento de capital de trabajo y a la adquisición de herramientas y equipo, que le permite mejorar la microempresa.

Desde el año 2000, Carlos Tomás solicita un promedio de dos microcréditos al año, los cuales los utiliza para agrandar su negocio y comprar más materia prima. En la mayoría de los casos, este panadero cumple el pago de la deuda con hasta 4 meses de anticipación.

Su próximo paso es adquirir una máquina amasadora. Y ayudar a su hija a fortalecer una venta en el mercado de medicinas naturales, un oficio que comparte desde hace unos años.

En el barrio genera empleos a jóvenes estudiantes que necesiten ganar dinero para pagar sus gastos de la universidad. Estos jóvenes trabajan como aprendices al momento de amasar y manejar el horno.

REDES asegura que en caso como los de Carlos Tomás no solo requiere el apoyo financiero de una institución, sino también de la asesoría en técnicas empresariales que les permita a los microempresarios/as, realizar su actividad sobre la base de la rentabilidad y productividad.