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Hace años concebí el Centro Direccional
como espacio desde el que “direccionar” los
conocimientos, las técnicas y los medios en favor de
las mayorías. Lugares donde concentrar los recursos
dispersos e inaccesibles para ponerlos en un lugar
concreto a disposición de los beneficiarios de los
proyectos. Espacios para la igualdad de acceso y la
racional distribución de la educación, el capital, las
tecnologías, la información, los mercados, la
administración y los servicios sociales, con los cuales:
mayorías y ciudadanos de pleno derecho pueden
aumentar sus capacidades humanas para hacer, tener y
ser. Lugares para apoyar a los emprendedores, para
crear y fortalecer microempresas y para la concesión
de microcréditos. Los Centros Direccionales sirven
para la instauración de redes de conocimiento, de
innovación y de solidaridad, lugares para aprender a
emprender, para aumentar la productividad, para la
creación de riqueza y su justa distribución, para el
acceso de los ciudadanos a la cultura y para que los
beneficiarios de los proyectos consigan la capacidad
de hacer el desarrollo y de transformar sus realidades
para mejorarlas.