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Entrevista a Rosa María Alfaro, directora ejecutiva de la Asociación Calandria, del Perú


Alfaro explicó la importancia de la comunicación y del ejercicio de este derecho como una de las finalidades del desarrollo de la sociedad actual.

“La ciudadanía es la verdadera protagonista para lograr los cambios”

Alfaro ha escrito más de ocho libros sobre Comunicación y Desarrollo

Rosa  María Alfaro es educadora y comunicadora social en Perú. Dirige la asociación de comunicadores sociales Calandria, en Lima, y es coordinadora de la Red Latinoamericana de Observatorios de Medios Privados y Públicos. El aporte de Calandria fue decisivo para la formulación de la Ley de Radiodifusión y Televisión en Perú. Esta catedrática estuvo en Madrid participando en debates sobre la Comunicación para el Desarrollo y mantuvo reuniones con el equipo de trabajo de la Fundación FIDE.

En su visita, concedió la siguiente entrevista:

- Los proyectos en cooperación entre Fundación Fide y Calandria tienen su base en dos conceptos muy importantes: Comunicación y Desarrollo. ¿Cómo define esta línea de trabajo?

 La comunicación suele verse de manera instrumental, incluso lo definen como el instrumento para conocer cosas y no debería ser así por que la comunicación debería ser una finalidad del desarrollo, el que la sociedad esté comunicada, que sepa escucharse una a otra, que puedan dialogar, que el público debata, esos son los objetivos de la Comunicación para el Desarrollo, esa interacción que hace que una sociedad sea más sólida, menos agresiva.

 La comunicación te permite construir el tipo de desarrollo que se puede implementar, porque permite debatir, conversar, acordar sin eliminar y ni ofender al otro.

 Una de las grandes debilidades de los ciudadanos es que sabemos que tenemos derechos, que tenemos que luchar por ellos, pero no sabe o no acepta aún que hay otro como él que también quiere lo mismo: expresarse. Y que tu no puedes eliminar, hablar mal de él, declararle la guerra para ganar tú.

 Entonces tenemos muy claros los derechos pero no practica esa obligación comunitaria con el otro de aceptación, de ayudarlo, de darle información. En eso está enfocado nuestro trabajo.

 - Entonces, ¿Aprender a comunicarnos es el primer reto al que nos enfrentamos en el contexto actual?

 Claro, lo primero es eso. Aprender a conversar, a entender, a saber cómo decir las cosas o como muchas veces pasa que el gobierna termina poniendo una ley para que haya más articulación.

 - En base a esto, ¿qué definición hace sobre el derecho a la comunicación?

 Para ello te pongo un ejemplo: una vez le propuse a mis alumnos de la universidad participar en un programa de comunicación por altavoces en un pueblo pobre y se apuntaron un montón. Entonces lo primero que ocurrió fue que se remecieron de conocer un pueblo con esas características que tanto desconocían y ese fue su encuentro con la pobreza. A partir de allí aprendí que las universidades no estábamos preparando a la nueva generación para el país. Luego con los estudiantes comenzamos a trabajar con las mujeres en el aniversario de uno de los mercados de la zona, con total participación de todos y durante 10 años hicieron telenovelas no sólo en altavoces sino en una radio.

 Es allí cuando te das cuenta de que el recurso comunicacional por excelencia es el relato, la gente se habla y se entiende cuando se cuenta lo que le ocurre, lo que siente, lo que está viviendo y empiezan el intercambio de historias que llevarán a entenderse.

 - En esta búsqueda ¿Qué papel juega el Estado?

 Nosotros tenemos la política de siempre trabajar con la ciudadanía como motor de cambio para después presentar propuestas al Estado. Nosotros en Perú trabajamos la Ley de la Radio y televisión que es la única ley en el mundo que fue una iniciativa legislativa ciudadana. El proceso fue interesante, con ayuda de estudiantes de comunicación social de múltiples universidades, haciendo debates en la calle, informando a la gente con los puntos básicos en los diferentes sectores del país hasta que logramos que el tema ocupara un espacio de debate a nivel mundial.

 Esta iniciativa entró al congreso de diputados en Perú, junto a unas 86 mil firmas de apoyo, más un millar de cartas de diferentes sectores hasta de comunidades indígenas y se comenzó a debatir hasta aprobarse. Lo importante es entender que ya no estamos en una guerra entre buenos y malos, sino que tenemos que entendernos todos como ciudadanos, con capacidad de participación y de cambios importantes para nuestro entorno.

 - ¿Y cuál es el panorama frente a la comunicación y desarrollo de América latina y Europa?

 Estamos viviendo una situación de antagonismo para conseguir poder, no sólo en América Latina sino también en gran parte del mundo. Las guerras de palabras, de insultos, de juicios de valor son muy fuertes por que se ha establecido que la única forma de gobernar ya no es sólo tener un partido sino también tener gente que te apoye y para ello debes demostrarle que eres un sinvergüenza, que es un corrupto, que no tiene capacidades, en fin, total descalificación. Todo esto impide que la gente pueda reflexionar con quién está, lo que se está perdiendo es que los procesos expresen la voluntad real de la gente.

 - Ya para finalizar, ¿Cuál es el reto actual?

 Definitivamente hay que entender que la comunicación es el descubrimiento y respeto por el otro, para así construir juntos el desarrollo. Y recordar que ya acabó la época en la que el mundo se dividía entre los buenos y los malos de la película, ahora la ciudadanía es la verdadera protagonista para lograr los cambios.

 
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